Red de Caminos de la Sierra de Guadarrama

Ruta 18: Disfrutando de la dehesa de Los Molinos

Ruta 18: Disfrutando de la dehesa de Los Molinos

Un recorrido entre robles y encinas ofrece vistas espectaculares, praderas abiertas y la tranquilidad de la naturaleza, ideal para desconectar y disfrutar.

Esta ruta transcurre entre robles, fresnos y encinas, con escasas pendientes y con la silueta de las montañas de la Sierra siempre presente. Parte desde la ermita de San José, siguiendo la Cañada Real de las Merinas en dirección noroeste. El camino, amplio al principio, deja a la izquierda varios depósitos del Canal de Isabel II, y se estrecha al pasar junto a uno de ellos, para luego volver a ensancharse tras cruzar el arroyo de la Peñota. A unos 3 km del inicio, tras vadear un pequeño arroyuelo, se llega a una pradera abierta sin árboles, desde la cual se divisa La Peñota a la derecha y, muy cerca, la vía del tren. En este punto se abandona la cañada, tomando un camino que desciende hacia el sur, cada vez con menos pendiente. A unos 800 metros, este camino desemboca perpendicularmente en otro; al girar a la izquierda se pasa por una granja, y medio kilómetro más adelante se cruza con otro sendero oblicuo, por el que se continúa hacia el suroeste. A 100 metros aparece una bifurcación y se toma el camino de la derecha, siguiendo la dirección indicada por un cartel de un centro hípico. Tras cruzar una gran pradera, se enlaza con otro camino, que se toma hacia la izquierda. A partir de ahí, se observan edificaciones para caballos en las fincas colindantes, y 800 metros después se llega a una dehesa con arbolado disperso, donde se encuentra la ermita de la Virgen del Espino. Cerca de ella, al borde del camino, hay una fuente (de agua no potable) y, algo más apartado, un abrevadero. Siguiendo la ruta, 700 metros más adelante aparece un portillo a la derecha, desde donde se toma una vía pecuaria conocida como el cordel del Toril para regresar a Los Molinos. Este cordel atraviesa hermosas dehesas y, tras cruzar otro portillo a unos 200 metros, se deja a la izquierda la finca del convento de las Hermanitas de los Pobres. Desde allí, el camino se encuentra asfaltado y conduce hasta las primeras casas de la villa. El recorrido finaliza regresando al punto de partida por el paseo de los Transeúntes, que bordea el núcleo urbano y conecta nuevamente con la cañada donde se inició la ruta